Me hicieron la pregunta, “¿El emprendedor nace o se hace?”

 
Creo que el emprendedor es una mezcla de muchos factores, de muchas experiencias y vivencias.  Surge de la coyuntura de circunstancias algunas veces ajenas al mismo emprendedor, pero en muchas otras generadas por él mismo e inclusive me atrevo a afirmar que las mejores ideas se originan en medio de surge en medios de las dificultades.

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No sé si biológicamente, en el código genético del ser humano exista un “gen del emprendedor”, pero si hay personas que son más proclives a emprender, a tomar la iniciativa, a asumir un riesgo. Esta proclividad es la que se alimenta de una combinación de factores innatos y causas provenientes de la educación y experiencias de vida.
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Y justo llega el momento, se presenta la oportunidad, se da la coyuntura y ese factor, esa alma es el motor que lleva al empresario a seguir creyendo en su idea y transformarla en negocio.

Vemos un emprendedor en aquella persona que vende tacos en la esquina y desde muy tempranas horas de la mañana prepara todo para ofrecer el mejor producto a sus clientes. Un emprendedor también es aquel refugiado de la guerra civil española que se traslada a México y empieza un negocio de panadería que terminará siendo una transnacional como lo es Bimbo, o aquel migrante que viene de España y establece una tienda de abarrotes que se convertirá en una de las cadenas de supermercados más grande en México como lo es Bodega Aurrerá.

Hay diferentes perfiles de emprendedores, desde los más conservadores, tradicionales hasta los más innovadores o disruptivos.  En México y en todo el mundo, hay emprendedores por todas partes. Los ve uno en todas las regiones del país. Arriesgando su capital e invirtiendo su tiempo para poder crear un negocio, una pequeña, mediana o grande empresa. Pero sin lugar a dudas todos tienen un mismo fin, llevar su sueño, su idea, del mundo del abstracto al mundo real y de ahí seguir escalando hasta llegar al siguiente nivel.

Pero este es sólo el comienzo. El camino del emprendedor no es para nada sencillo. Para sobrepasar obstáculos y romper paradigmas se requiere de perseverancia, tolerancia, paciencia, disciplina, fuerza, coraje y amor para hacer de esa gran idea y negocio un factor generador de riqueza.

La labor del emprendedor no depende solamente de él o ella. Este sello personal del empresario debe ser compartido. Es la punta de lanza, a través de la cual, implementando la metodología correcta, el plan de negocios indicado y la estructura de las herramientas legales, operativas y financieras entre otras, conduzca a que todo un equipo de trabajo liderado bajo este gran empresario detone y fortalezca el crecimiento empresarial de todo un país.

Así mismo, es importante que se den las condiciones legales, de infraestructura, de seguridad pública, de financiamiento, para que ese emprendedor tenga las mejores oportunidades y las mayores posibilidades de tener éxito. Mientras más emprendedores exitosos existan en un país, más exitoso y próspero será dicho país.

Ser empresario es un desafío constante, pero a la vez te brinda una enorme recompensa cuando se superan los propios límites y se logra un crecimiento constante y sostenible generación tras generación.

¿Existe la mítica Alma del Emprendedor? No lo sé, pero de existir parece que habita en cientos de millones de seres humanos en todo el mundo y en México. Parece ser que el ser humano es emprendedor por naturaleza y ¿por qué no debería ser de esa manera? A final de cuentas el ser humano a lo largo de la historia debió de haber usado sus destrezas de innovador, explorador, guerrero para sobrevivir. Se podría decir que en tiempos antiguos de la humanidad, para poder vivir, se requería tener la ingenuidad de un emprendedor, hacer lo más con lo menos. Son esas destrezas y habilidades, adaptadas y evolucionadas por siglos, a los tiempos del siglo 21, que existen en la mayoría de los seres humanos modernos, las que nos mueven a emprender nuevos proyectos que en algunos casos se convierten en negocios y empresas.

Todo ser humano es y puede llegar a ser emprendedor. El emprendedor nace y se hace. Dependerá de cada quien sacar la mejor versión del emprendedor que todos llevamos dentro.

¿Cuál es la tuya?