Las franquicias han sido beneficiadas en los últimos años con un florecimiento a escala mundial. Parecen ser el nuevo centro de atención de muchas empresas y emprendedores, pero su rápido crecimiento puede haber causado que algunos pierdan la pista.
Expense Reduction Analysts trae los cinco datos esenciales que tienes que saber si crees que una franquicia es un buen negocio para ti.
1. Preparación y experiencia.
Cuando buscas invertir en una franquicia es ideal que te enfoques en algún tema que sea de tu interés, que te apasione y que creas que puedes hacer bien. Este mundo se ha expandido de tal manera es muy seguro que podrás encontrar algo que te acomode, por más estrafalario o convencional que sea.
Claro que la experiencia es bienvenida y sin duda te ayudará a comenzar con mayor ímpetu, pero para la mayoría de los negocios no es requerido algún título especial ni preparación profesional de años. De hecho, todo el éxito detrás de una franquicia es que es relativamente fácil de reproducir y, por ende, casi cualquiera puede lograrlo.
2. Probabilidad de éxito.
No debemos hacernos falsas ilusiones: un negocio, ya sea independiente o de franquicia, siempre corre el riesgo de fracasar, y éste aumenta mientras más nuevo es. No obstante, la segunda opción reduce considerablemente esta probabilidad porque tiene el respaldo y el know how de una empresa consolidada. Así, mientras que el porcentaje de fracaso en los primeros tres años de un negocio independiente es del 60% (más si se trata de empresas complejas como restaurantes), el de una franquicia en el mismo periodo de tiempo es del 43%. Sigue siendo bastante alto, ¿no? Hay muchos factores que inciden en este número, pero siempre es mejor poner tu dinero donde hay menos riesgo.
3. Costo.
Este es un tema delicado porque implica buena parte del riesgo que tomas cuando compras una franquicia. La cantidad de dinero que gastes en ella depende por completo del tipo de negocio que quieras empezar.
Hay algunas empresas que simplemente son inaccesibles para individuos comunes porque se trata de marcas tan reconocidas mundialmente que cotizan sus negocios en varios cientos de miles (por no decir millones) de pesos. E incluso aunque hay muchísimas opciones notoriamente más baratas, debes aceptar el hecho de que la inversión inicial siempre es considerable y que, además, no es el único dinero que vas a necesitar para comenzar: debes pagar gastos operativos como rentas, mantenimiento, nóminas, seguros, atención legal, impuestos, viajes, seguridad y cualquier imprevisto.
Una franquicia normalmente ofrece un tiempo de recuperación de la inversión de 18 a 36 meses; hasta entonces, ese capital deberás sacarlo de tu bolsillo.
4. Trabajo.
La cruda verdad respecto a ser dueño de tu propio negocio es que requiere gran parte de tu tiempo – si es que no todo. Poder controlar los horarios para pasar más tiempo con la familia o con los pasatiempos es, muchas veces, imposible. Si consideras que eres explotado en tu trabajo actual, no pienses que, por ser jefe podrás solucionar esto delegando todos tus quehaceres: si algo, el ser dueño de una pequeña o mediana empresa implica muchísimo más trabajo del que tendrías si fueras un subordinado.
Claro que estás a la cabeza de tu negocio, tú tomas decisiones importantes e incluso puede que en algún momento empieces a ganar más que antes, pero eso sólo implica más trabajo y más responsabilidad. Tener una franquicia es un empleo de tiempo completo que probablemente (al menos al principio) te demandará varios fines de semana y vacaciones.
Así que hazte a la idea: recuerda que un negocio es una inversión de tiempo y dinero que haces a mediano plazo; nunca podrás dormir en una cama de rosas, pero estarás haciendo algo por ti mismo y creando un patrimonio seguro para tu familia.
5. La salida.
Una buena razón para comenzar un negocio propio es que buscas hacerte de un patrimonio, de cierta seguridad para tu retiro y para el futuro de tu familia. Sin duda, una franquicia puede otorgar todo esto y más cuando es administrada correctamente. Ante todo, es importante que consideres desde un principio que las cosas pueden no funcionar para ti, es decir, que, aunque el negocio vaya bien, descubras que tus planes en realidad van más allá de lo que has logrado.
Una franquicia es un compromiso que contractualmente puede prolongarse entre cinco y diez años por vez y, para poder salirte en realidad lo único que puedes hacer es hallar a alguien que la quiera comprar. Hay veces en las que el franquiciador te ayudará a encontrar un comprador que quepa en su perfil (porque no cualquiera es un buen candidato) y habrá otras veces en las que tendrás que hacerlo por tu cuenta. Sin duda, es un tema que no se puede tratar a la ligera.
El mundo de las franquicias tiene mucho por ofrecer. Como todo, se trata de un medio de vida que tienes que conocer muy bien para poder aprovecharlo al máximo. Lleva al máximo su potencial informándote bien a cada paso.