Todos los días aprendemos algo nuevo. Desde que somos bebés pasamos grandes temporadas imitando las acciones de nuestros mayores. Con el paso del tiempo, queremos encontrar nuestro camino y todo lo que hemos aprendido nos sirve, de cierta manera, para desarrollar nuestro potencial y creer en la particularidad de nuestras obras. Algunas veces tenemos aciertos y otras… muchas otras nos equivocamos; nuestros errores son los que hablan por nosotros.
Todo este ensayo-error de la vida nos dan las primeras muestras de nuestra condición humana. El justo momento en que damos el paso al vacío existencial, al reconocer que no somos lo que queremos ser, o que queremos ser mejores, es el momento justo en que los emprendedores tenemos que distinguir que ha llegado el momento de decidir qué sigue en el camino. En ese momento podemos hacer dos cosas:
Opción 1.
Inconformarnos con nuestro status quo, mover todo de lugar, movernos de casa, de trabajo y de vida, para entrar en una etapa maravillosa de aprendizaje, de emprendimiento. O simplemente seguir la opción 2. Quedarnos en donde estamos, porque ahí estamos en donde tenemos que estar.
Hace poco, leí una frase que me dejó frío:
“La mayoría de los negocios fracasan en México”.
Así es: el 75% de los emprendedores fracasará al segundo año. Lo dice el Instituto del Fracaso*, en su estudio avalado por organizaciones como Amexcap.
Las principales causas de fracaso son las siguientes:
- 65% de las empresas fallaron por falta de dinero. Desde aquellas que no contaron con la nómina adecuada, hasta las que pagaron por adelantado.
- 48% de las muertes de los negocios de emprendedores tuvieron que ver con la falta de indicadores y de objetivo.
- 44% afirma no haber planeado el negocio y no analizar el mercado lo suficiente.
Los fracasos en México y en muchas partes del mundo están mal vistos. Son motivo de vergüenza y de crítica en todos los círculos sociales, pero deberíamos verlo como una experiencia. Porque, si bien es cierto que Roma no se construyó en un día, también podemos afirmar que el fracaso en una empresa supone un tema negativo. Zygma, la famosa empresa de videojuegos de Facebook cerró varias oficinas, siendo que hasta el 2012, su empresa presentaba ventas de millones de dólares. Así es el éxito. Algunas veces ciega y otras, guía.
Lo que quiero decir con todo esto, es que nadie está a salvo, porque somos seres humanos y como tales, tenemos una tendencia hacia el error. Podemos equivocarnos al elegir pareja, carrera, socios, opciones… y de eso se trata la vida: de elegir. Sean buenas o malas decisiones, aprender de esas lecciones nos darán más tablas para enfrentar el futuro.
El verdadero secreto está en la velocidad de respuesta y en nuestra capacidad de resiliencia, es decir, de cómo enfrentamos un fracaso. Si trabajamos en ello, incluso, antes de que pase, podremos tomar las medidas correspondientes para enfrentar el fracaso en cualquiera de sus formas.
*El Instituto del Fracaso es el brazo de investigación del movimiento de emprendimiento FuckUp Nights.